La danza entre los árboles

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Título: La danza entre los árboles

Autora: Angélica María Sierra Franco

Género: poesía

No. páginas: 111

Formato: PDF

Año: 2020

Categoría: Etiqueta:

Descripción

Poesía naturalista. Natura cantándose, celebrándose a sí misma. Desdoblándose en la estrofa, siendo, a la vez, ave, canto, contemplación y goce. Una poesía pura, sincera, libre, lejana del lastre banal de la poesía mundana. Una poesía sin alardes y llena de belleza. No por simple y directa, menos misteriosa y profunda. Es el Creador que se regocija en las creaturas, a través del alma poética, que realiza la síntesis magnífica. Bosque, arcoíris, margarita, araña –Así luz y lumbre/ gota y lluvia/ trueno y tempestad–, se presentan como signos y significado, símbolo y representación de la Naturaleza divina que le habla al alma atenta en el lenguaje mudo del misterio.

Libro místico e intimista. Podemos inscribirlo en la tradición de Ibn Hazm, Hafiz, Rumi, Yehuda HaLevi; de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. Algo espejea en el lago. Ese lago es el alma poética en cuyo diáfano espejo se acrisolan los rayos del Sol eterno. Cuando el sol se eleva/se extienden las alas de la plegaria.

Misticismo y erotismo. El amor se convierte en adoración. Cantar de los cantares. Santa Teresa de Jesús. El alma es la sombra de un cuerpo que sufre con violencia los embates de la pasión. La poeta bebe el vino que la embriaga y la hace presa fácil de la divinidad erotizada. Un amor puro y sin mácula, que se mueve libre de las categorías de espacio y tiempo. Por tanto, un amor espiritual, místico, en el sentido más pleno de la palabra. Pero, también es un amor que proviene de una experiencia violenta, redimida después por el mismo amor, y cuyo resultado es la cicatriz-poema. Al mismo tiempo, un amor sensual, de los sentidos y, sobre todo, del olfato, un sentido que las bestias suelen tener más desarrollado que los hombres. Un amor que es suscitado, además, por olores fuertes y no delicados. Un amor del cuerpo, del tacto. Un amor egoísta que ama al otro en sí mismo; y generoso, que se ama a sí mismo en el otro.

Profunda raigambre Caribe. Plétora de imágenes y remembranzas del Caribe (seres, objetos, impresiones,
memorias). La Naturaleza constantemente evocada es una naturaleza del trópico. Pero esto no por elección propia, pues nadie eligió el lugar donde nació; así, la poeta no ha elegido los motivos de sus cantos. Es el Caribe el que la ha elegido a ella para que lo cante.

Libro tejido con amor. Sinceridad y frescura se mantienen intactas en una poesía escrita con la espontaneidad que a veces el arte arrebata. Poesía vital. Poesía que salva. Que trasciende el desierto espiritual del mundo. Radical, si se quiere, revolucionaria: en un mundo como el nuestro… una poesía de amor absoluto e infinito.

David Herrera Serna.

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